El acoso sexual es dañino en cualquiera de sus formas

Todos somos conscientes de los efectos devastadores de cualquier forma de abuso sexual, desde tocamientos indeseados a agresiones o violaciones. Sin embargo, nuevas investigaciones revelan que el acoso sexual no físico también tiene efectos nocivos para las víctimas, especialmente cuando éstas son adolescentes.

Muchos padres no consideran el acoso no físico tan grave como el que sí implica contacto. Estamos hablando de comentarios denigrantes, de atención sexual no deseada o de la exposición a imágenes explícitas, incluso pornográficas, no solicitadas. Algunos progenitores pueden creer que esas formas de acoso no físico forman parte del proceso natural de la adolescencia, entendiéndolo incluso como un aprendizaje sobre cómo interactuar con el sexo opuesto.

Sin embargo, nuevas investigaciones llevadas a cabo con adolescentes sugieren que este tipo de abusos también tienen un impacto negativo. En concreto, las víctimas de estos comportamientos sufren un impacto psicológico que puede exacerbar síntomas preexistentes de depresión, imagen corporal negativa y baja autoestima.

El impacto de un abuso sexual físico sobre las victimas está bien documentado. También se asume que a menudo los actos de acoso sexual incluyen algún tipo de contacto físico. Sin embargo, la tecnología permite a los adolescentes de hoy en día agredirse unos a otros de manera totalmente virtual.

Las redes sociales han abierto las puertas a una nueva realidad y proporcionan un foro, protegido por el anonimato, desde el que acosar sexualmente a otros, enviar fotos o vídeos de contenido sexual y crear imágenes alteradas que no reflejan la realidad tal como es. Además, todo ese contenido puede ser compartido a través de múltiples plataformas y llegar a innumerables usuarios. De hecho, una vez que un mensaje, imagen o vídeo se sube a la red, cobra vida propia y ni la víctima ni el mismo agresor tienen capacidad de borrarlo o frenar su difusión.

Las chicas tienen más posibilidad de ser víctimas de este acoso virtual que los chicos, y sus síntomas depresivos aumentan cuanto más son acosadas. Sin embargo, tanto chicos como chicas sufren las consecuencias del acoso. Por otra parte, los adolescentes homosexuales, transexuales o intersexuales sufren un daño psicológico mayor.

Por mucho que hayamos tratado de ayudar a los niños a gestionar rumores y comentarios crueles diciéndoles aquello de que “a palabras necias, oídos sordos”, ese dicho se queda corto en el mundo tecnológicamente avanzado en el que vivimos. Las nuevas tecnologías y las redes sociales están cambiando el poder que ejercen las palabras y las imágenes sobre los niños y adolescentes de hoy en día. Además, el alcance de esas palabras e imágenes, una vez que se comparten en las redes, no tiene límites. Nuestros hijos pueden sentir que literalmente todo el mundo está riéndose de ellos, viéndolos en sus teléfonos o tabletas.

Sabiendo esto, no sorprende que las redes sociales aparezcan asociadas a casos de baja autoestima, aumento de la depresión, conductas de riesgo y cyberbulling. También es sabido que cuanto más tiempo pasan los chicos y chicas conectados a las redes, más graves son los efectos negativos de éstas.

Así pues, ¿qué pueden hacer los padres para tratar de minimizar los riesgos para sus hijos en este aspecto?

Para empezar, los padres deben hablar a sus hijos e hijas de manera directa y concreta sobre el acoso sexual y explicar por qué es dañino tanto para la víctima como para el agresor. Es importante describir claramente los comportamientos y poner ejemplos concretos para que los chicos y chicas puedan identificar el acoso en su vida diaria y entender cuando está ocurriendo.

  • Ejemplo: Hacer comentarios sobre el tamaño del trasero de una compañera para que lo oiga toda la clase, enviar una foto de tu pene a tus amigos a través del teléfono móvil, o poner motes insultantes a compañeras de clase. Todas estas conductas son formas de acoso no físico.

En segundo lugar, los padres deben informar tanto a los chicos como a las chicas de cómo actuar cuando se da una situación de acoso sexual. De nuevo, las descripciones y ejemplos sobre cómo manejar este tipo de situaciones ayudarán a nuestros hijos a saber qué hacer en el momento.

  • Ejemplo: Decir a la persona que ha hecho el comentario sobre el trasero de una compañera, que eso está fuera de lugar y que no está bien; no reenviar la foto del pene y decir en cambio a la persona que lo envió que es un bruto y un estúpido o corregir a la persona que pone motes, diciéndole que esa chica tiene un nombre que es el que hay que usar. Todas estas son formas no agresivas de intervenir en la situación.

Finalmente, los padres deben enseñar a sus hijos e hijas el concepto de respeto mutuo y convivencia. Los valores de igualdad, respeto, responsabilidad compartida y honestidad pueden ser útiles para explicar que el cuerpo de una mujer no es un objeto que se pueda denigrar, tocar sin permiso ni abusar de él. Las chicas deben aprender a no callarse si son acosadas; los chicos deben aprender a no ser acosadores e intervenir cuando vean a mujeres siendo acosadas. Este tipo de conversaciones son complicadas y es mejor empezar con ellas cuando los niños son pequeños, pero también pueden abordarse durante la preadolescencia y la adolescencia de nuestros hijos e hijas.

Para reducir el riesgo de acoso sexual, físico o no, los padres deben ayudar a sus hijos a identificar esos comportamientos y enseñarles qué hacer cuando ocurran. Sólo se progresará en este aspecto cuando tanto chicos como chicas se sientan responsables y se impliquen en la solución del problema.

Fuentes:

Chapin J. (2016). Adolescents and cyberbullying: The precaution adoption process model. [Adolescentes y cyberbullying: el modelo de proceso de toma de precauciones.] Education Information Techology, 21, 719-728.

Lenhart A. (2015). Teens, social media & technology overview. [Adolescentes, redes sociales y tecnología] PEW Research Center. Retrieved from http://www.pewinternet.org/2015/04/09/teens-social-media-technology-2015/

Mons, B., Daveronis, J., & Ottesen-Kennair, L.E. (2017). The effects of non-physical peer sexual harassment on high school students’ psychological well-being in Norway: Consistent and stable findings across studies. [Los efectos del acoso sexual no físico entre pares sobre el bienestar psicológico de los estudiantes noruegos.]. International Journal of Public Health 63(1). doi: 10.1007/s00038-017-1049-3

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© 2019 Deanna M. Mason. Proactive Parenting.

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Sobre la Instructora
Paternidad Proactiva
Dra. Deanna Marie Mason PhD
Mas de 20 años de experiencia clínica ayudando a familias: Licenciada en Enfermería, Máster en Práctica Avanzada de Enfermería: Pedriatric Nurse Practitioner y Doctorado (PhD) en enfermería. Profesora universitaria, especialista en educación del paciente, investigadora pediátrica, colaboración con publicaciones científicas internacionales de primer nivel, actividad filantrópica continuada relacionada con la promoción de la salud y el bienestar, esposa y madre de dos hijos.

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