Los titulares revelan la falta de valores en la educación

¿Por qué tenemos que enseñar los valores explícitamente?

Dra. Deanna Mason, Autora de Cómo educar adolescentes con valores (LID Editorial)

Cada vez con más frecuencia, las noticias nos muestran ejemplos de niños sin valores.

22/1/2018 – El País: Detenidos por el asesinato de los ancianos en Bilbao dos menores de 14 años, vecinos de la víctimas

10/10/2017 – ABC: La mayoría de los jóvenes con tentativa de suicidio confiesan que sufren soledad

9/9/2017 – El Diario: Redes sociales y ´bullying´: cuando el acoso sale de las aulas

13/7/2016 – El País: Los agresores de una joven en Pamplona grabaron la violación

26/4/2013 – El Mundo: Pornografía por todos lados

En muchos de los casos, probablemente ni siquiera son conscientes de que sus acciones van contra las normas de la sociedad y afectan a otras personas. ¿Por qué? Los niños asimilan los valores de la misma forma que aprenden a leer o a escribir. Sin la preparación adecuada, los niños se guían por sus emociones y deseos; piensan en el momento y pueden dejarse llevar por la situación, por las personas a su alrededor, o por sus deseos inmediatos. Carecen de una base firme para evaluar la situación, tomar decisiones o seleccionar sus acciones.

Los niños que no reciben una educación en valores buscan la información en otros lados. Pueden, por ejemplo, percibir la pornografía como un modelo de relación entre hombre y mujer, asumiendo que a las mujeres le gusta ser dominadas de forma agresiva, o que los hombres siempre tienen el poder y el derecho para sacar lo que quieren en una interacción sexual.

Sin educación en valores, los niños pueden pensar que la violencia de baja intensidad y el cyberbullying son inofensivos, o que no tienen consecuencias, sintiéndose muy poderosos o muy aislados detrás de la pantalla, dependiendo de si les toca jugar el papel de agresor o de víctima. Sin otro referente o sin la información adecuada, los niños pueden adoptar como suyos los comportamientos que ven en la calle, a través de las redes sociales o en Internet.

Para aprender valores, los niños precisan de alguien, normalmente un padre o una madre, que les diga directamente, con sus acciones y palabras, qué valores son importantes para su familia y, en general, cómo actuar con valores en la vida. Por ejemplo, no basta con decir “tienes que estudiar mucho.” Los padres deben transmitir los valores que apoyan y cimentan la necesidad de estudiar y de sacar buenas notas. En este ejemplo, los padres deben inculcar a sus hijos los valores de honestidad, respeto y responsabilidad compartida para comunicar la importancia del estudio y así prepararles para que afronten su etapa escolar con garantías de éxito.

Estos valores se aprenden e interiorizan durante todo el período de la infancia y la adolescencia. Por lo tanto, nunca es temprano para comenzar. Los niños de 0 a 5 años están mirando a sus padres para adquirir patrones en los que basar sus acciones. En torno a los 3 años de edad, los niños ya comienzan a imitar los ejemplos que han visto en sus padres. Por otro lado, aquellos entre los 5 y los 10 años comienzan a identificar los valores familiares como algo propio y a practicarlos en casa y con amigos. A esta edad prefirieren los valores que son fáciles de representar y se resisten a aquellos que son más difíciles de emular. La etapa entre los 10 y los 15 años es muy relevante en lo que a aprendizaje de valores se refiere, pues es en esta fase en la que los pre-adolescentes y adolescentes comienzan a usar esos valores de forma independiente. Comenzarán a usarlos para tomar decisiones, elegir acciones, y valorar situaciones. Pero, a la vez, ellos comparan otros valores que observan en otras personas y sopesan diversos factores, como bajo cuáles es más fácil actuar, así como los diferentes beneficios y desventajas que proporcionan. Es en este momento en el que los padres deben focalizar sus esfuerzos en demostrar que los valores de la familia son los más valiosos. Entre las edades de 15 y 20 años, los adolescentes toman posesión de aquellos valores que han decidido adoptar, momento a partir del cual sus acciones y decisiones están dirigidas por los valores que han decidido practicar, sin compararlos con los de sus compañeros o sus padres.

Los padres que no educan a sus hijos directamente en los valores que ellos creen, están dejando la educación de sus hijos al azar. El éxito de los niños no depende de tener más o menos suerte, sino de trabajar de la manera adecuada. Es vital comprender que los padres tienen la capacidad de guiar a sus hijos en la dirección que ellos consideren más importante, para evitar grandes problemas de comportamiento posteriores o incluso una crisis familiar. Los niños que son educados en valores, crecen felices y sanos, porque pueden escoger sus acciones y tomar decisiones desde una base firme.

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Fuente: Los titulares revelan la falta de valores en la educación | encartel – región de Murcia